4.2.06

Sub Todo... por Julieta Farfala

¿Qué hago sentado aquí de nuevo? Las mismas fotos, los mismos asientos de plástico. Otra vez el resplandor de las luces sobre mi cabeza. El mismo movimiento del vagón, ladeándose de un lado a otro, como una serpiente en medio del desierto. Las mismas paradas, el mismo lugar.
Y nada cambia, sólo la gente que entra y sale y parecen no darse cuenta en lo que se están metiendo. O tal vez sí. Quién sabe. Pero… ¿por qué les es permitido regresar a sus casas, a sus trabajos, a sus vidas? Tal vez allá está su castigo. O sencillamente son más rápidos que yo y al descubrir todo esto pudieron escapar. ¿Pero qué pasa con aquellos que siguen viniendo, día tras día, y hacen de todo esto nada más que otra simple forma de movilización en sus vidas? Puede que su función es ver que todo siga igual, que yo siga aquí, atrapado entre el murmullo de la gente, de los carteles publicitarios y los naranjos asientos de plástico. Pero aun así… ¿qué ganan con todo esto?
Parece que no tengo más alternativa que permanecer aquí. Si al menos pudiera cambiarme de vagón, o tal vez si me permitieran bajar en alguna estación… sólo por un instante, nada más. Y sentir así nuevamente el suelo firme bajo mis pies, mirar hacia arriba y ver el otro techo. No éste que casi toco con la punta de mis dedos, sino ése otro que es mucho más alto y que aun sin sol y sin estrellas se ha convertido en una especie de cielo para mí.
No es que no lo haya intentado. Claro que sí. En un comienzo trataba todos los días, en todas las paradas, pero siempre hay alguien más, que empuja hacia dentro y sin saber me encierra aquí de nuevo.
Hoy saqué dos avisos publicitarios y los cambié de lugar. Aunque lo hice en la mañana, muy temprano, para que nadie me mirara raro. Pero pensándolo bien, nunca nadie se ha fijado en mí. Ahora se ven mucho mejor al otro lado del vagón. Pero ni de eso se dan cuenta los demás. Bueno, los que están aquí por primera vez, claro que no. Pero hay algunos que todos los días se suben aquí y muchos notan que la casualidad los trajo de nuevo a este vagón. Aun así, no son capaces de distinguir el cambio que hice en la “decoración”, como me gusta llamarla.
Me extrañó ver a ese hombre preguntar la hora. ¿Qué es el tiempo? ¿Qué son las horas, los días, cómo eran las noches? Ya no sé que es eso. Tiempo… para mí, sólo estaciones que se repiten cuando hacemos todo el recorrido de nuevo.
¿Qué por qué tengo esta cara? ¿Me lo dice a mí? No, perdón, creí que le hablaba a otro. ¿Dónde me bajo?, no lo sé. Yo no me bajo. ¡Bah!, ¿Y por qué lo encuentra raro? Pero si está clarísimo. ¿No me entiende? No sé… he tratado de bajar, pero no puedo, siempre hay algo que me lo impide. Sí, si he pedido ayuda. Es que nadie me escucha. De hecho, es usted la primera en dirigirme la palabra desde que estoy aquí. Sí… ¿qué raro, no? Ya ve como están las cosas y yo sigo aquí. Le digo que es inútil, no puedo salir, lo he intentado mil veces. Salga usted. Bueno, adiós. Fue muy agradable hablar con alguien.
¿Y por qué no se bajó? ¿No pudo? Bueno, trate en la próxima estación. Ahora sí, adiós. ¡Vamos! ¿Todavía aquí? Parece que usted tampoco va a poder salir; tome asiento.
Bueno, ya era hora de que alguien viniera a hacerme compañía.

Julieta Farfala.

3 Comments:

Blogger maq said...

ME ACORDE DE LA CANCION METRO DE CAFE TACUBA, ESCUCHALA, ES BUENA

12:38 p. m.  
Blogger Cecilia A. said...

siiii yo tambien me acordé de esa cancion, es una de mis favoritas
...me meti en una estación del metro y no he podido salir de ahí llevo mas de 3 o 4 meses viviendo aca en el subsuelo, en el metro...es top,
esto de estar aburrido en santiago te ha hecho bien, estay escribiendo cada dia mejor y mas entretenido

8:07 p. m.  
Blogger Inconsecuente Noguera said...

este lo escribio julieta farfala... una amiga...
y esto de estar aburrido en stgo me ha hecho pesimo... puro desenfoque...

5:25 p. m.  

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